
DESTINOS IMPROVISADOS - Vivian López Llamas
A sus 24 años, Mariana aceptó trabajar como intérprete para Don Antonio Domínguez, un incipiente empresario español, quien ambicionaba hacerse rico en Nigeria. En ese viaje de rumbo incierto, a Mariana se le unieron personajes quienes, como ella y su jefe, llevaban a cuestas sus particulares mochilas llenas de frustraciones, desencantos y quiebras afectivas: Chema, un ingeniero adicto al sexo que había pasado varios años en El Aaiún durante la colonización española; Iñaki, hombre taciturno y uno de los llamados Niños de la Guerra enviados por sus familias a la Unión Soviética durante la Guerra Civil; y Bill, estadounidense alcohólico abatido por una existencia que lo llevó a deambular sin propósito hasta Arabia Saudita y después a Lagos en busca de trabajo y libertad para beber. En Nigeria a Mariana se les unieron otras figuras como Chief James Taylor, jerarca tribal también aficionado al dinero fácil a costa de unos extranjeros que portaban como estandarte una ingenuidad prepotente, y